En su aniversario, recordamos con gratitud a Don Jacinto Vera, patriarca de nuestra Iglesia en Uruguay

Este 6 de mayo, al conmemorarse un nuevo aniversario del fallecimiento de Mons. Jacinto Vera, primer obispo del Uruguay, desde Voces Católicas queremos hacer memoria agradecida de quien entregó su vida al servicio del Evangelio y la Iglesia en nuestra tierra oriental.
Don Jacinto fue un incansable misionero. Recorrió el país entero, tres veces, llevando la Palabra de Dios y los sacramentos incluso a los rincones más alejados, con profunda abnegación y espíritu de sacrificio. Su testimonio marcó para siempre la historia de la Iglesia en Uruguay.
No sólo impulsó la evangelización, también fue el gran organizador de la Iglesia nacional. Como primer obispo, trabajó con esfuerzo y fidelidad por establecer una estructura sólida, priorizando la formación del clero y de los laicos, la creación de parroquias, obras de caridad, y el desarrollo de la prensa católica.
Mons. Vera vivió con humildad, alegría y generosidad. Eran conocidos por todos sus consejos, en los que infundía una confianza que denotaba su esperanza y confianza en Dios. Era característica su constante alegría y el buen humor en todo momento, aún en lo adverso. Su vida fue un verdadero apostolado de caridad y perdón. A través de su ejemplo pastoral, fue sembrando una fama de santidad que el pueblo supo reconocer y que la Iglesia confirmó con alegría al beatificarlo hace dos años.
Hoy, renovamos nuestro compromiso de continuar su legado, caminando con esperanza, al servicio de la fe y del bien común.